Existe mucha confusión en cuanto a las variantes que pueden haber del Dióxido de Cloro, aquí aprenderás las diferencias que hay entre una y otra versión y podrás determinar lo que es mejor para ti.
En todo el mundo se está dando un gran debate sobre el uso del Dióxido de Cloro y hay mucha confusión sobre las diferentes formas de preparación. Desde que se dio a conocer este producto se han dado cambios en la forma de preparar. Al principio se utilizaba el ácido cítrico al 33%, después se cambió al ácido cítrico al 50% y posteriormente y hasta la fecha se está utilizando como activador el ácido clorhídrico al 4%.
También se habla del CDS, seguramente lo conoces como Dióxido de Cloro, pero también lo podemos encontrar como Clorito. Con el apoyo de este video te explicaré las diferencias entre el MMS y el CDS, para que tomes la mejor decisión a la hora de utilizar.
Obtenido de la Revista Discovery D Salud Num. 130 Tercera parte
Según Jim
Humble cuando uno ingiere el dióxido de cloro (CLO2) que se libera en el
estómago e intestino, navega por todo el cuerpo a través de la sangre hasta
que, cuando llega a una zona ácida y de poco oxígeno, que es donde proliferan
los patógenos, acaba con ellos. ¿Cómo? En el caso de las bacterias lo que hace
es absorber los electrones de la pared celular, destruyéndolas. A los virus en
cambio los elimina por denaturación de sus cápsides, impidiendo su
reproducción. En cuanto a los parásitos y hongos patógenos, los elimina por
oxidación.
Denaturación: cambio estructural de las proteínas o ácidos nucleicos, donde pierden su estructura nativa, y de esta forma su óptimo funcionamiento
Cápsides: La cápside o cápsida vírica es una estructura proteica formada por una serie de monómeros llamados capsómeros. En el interior de esta cápside se encuentra siempre el material genético del virus.
De ahí que pueda decirse que se trata de un producto que
ataca selectivamente a los agentes patógenos que se consideran causa de la
mayoría de las enfermedades infecciosas, cuyos restos, una vez neutralizados,
se eliminan a través de la piel, los riñones y el colon.
Según Jim Humble, el dióxido de cloro no ataca a las células
sanas ni a los microbios benéficos, ya que tienen un pH superior a 7 y sólo
puede destruir con una fuerza oxidativa mayor de 1.45 milivoltios. El dióxido
de cloro, utilizado en las cantidades correctas, no tiene fuerza para dañar el
cuerpo. Los microorganismos patógenos suelen ser anaeróbicos y tienen mucha
menor resistencia a la oxidación que las células sanas y los microorganismos
benéficos que sí necesitan oxígeno para subsistir. Por tanto la fuerza
oxidativa del dióxido de cloro (1.43 milivoltios) es suficiente para acabar
selectivamente con todas las sustancias ácidas y anaeróbicas del cuerpo sin
dañar el equilibrio vital del organismo.
Cabe agregar que si, quien lo ingiere, tiene un organismo en
condiciones medianamente razonables de salud y la dosis es adecuada, apenas
notará síntoma secundario alguno. Pero si su organismo está muy acidificado y/o
deteriorado, la dosis que toma es alta o acaba de ingerir algún fármaco, sí
puede haber efectos secundarios como mareos, diarrea y vómitos.
¿La razón? Si el organismo no está bien o la dosis es muy
alta, el cuerpo puede encontrarse con que no da abasto para deshacerse de los
restos tóxicos que genera la destrucción de parásitos, microbios y células
enfermas. Y para evitar ese exceso de tóxicos, el organismo emplea las
herramientas naturales de las que dispone a fin de expulsarlos a toda
velocidad, los vomita o los excreta rápidamente. Se trata pues de malestares
pasajeros propios del proceso de desintoxicación y sanación. Y lo único que
indica es que quienes lo sufren, -los efectos pueden durar unas pocas horas- deben reducir
las dosis en las próximas tomas, hasta que el organismo se desintoxique.
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Obtenido de la Revista Discovery D Salud Num. 130 Segunda parte
En un organismo sano el pH de las células y tejidos oscila
entre 7.35 y 7.45. Cuando nos intoxicamos, ese nivel baja y el cuerpo se
acidifica. En un medio ambiente ácido y con niveles bajos de oxígeno, se
desarrollan fácilmente todo tipo de microorganismos patógenos (que producen un
daño a la salud) y también se pueden formar células cancerígenas. El dióxido de
cloro sólo acabaría con los microorganismos cuyo pH es inferior a 7. Eso
implica que, siendo inocuo, es eficaz para resolver todas las patologías de
origen bacteriano, vírico, fúngico y algunos organismos parasitarios.
Dicho esto, debemos aclarar que ni el hipoclorito sódico al
100% (NaCLO), lo que conocemos como lejía, ni el hidróxido de sodio (NaOH), -la
sosa cáustica, productos tan utilizados en nuestros hogares, tienen nada que
ver con la Solución Mineral. También hay que aclarar que el Hipoclorito sódico
al 5% se ha utilizado por años en tratamientos de endodoncia para desinfectar
los conductos del diente, son fórmulas parecidas, tienen una función similar,
pero no está diseñada para la ingesta, como si lo hace la Solución Mineral.
Aunque las autoridades sanitarias adviertan ahora de su
peligro potencial, se calcula que en los últimos años, han sido ya cientos de
miles de personas –tal vez millones- las que lo han ingerido, sin que se
conozca más que un caso documentado de intoxicación. Y resulta inconcebible que
entre tanta gente que lo ha conocido por internet y usado, nadie haya dado
testimonios negativos. Por el contrario, circulan por la red, miles de
testimonios sobre curaciones o mejoras en la calidad de vida, incluso en el
caso de enfermedades consideradas crónicas o incurables.
También conviene remarcar que es muy habitual –incluso entre
los médicos- confundir el clorito sódico CLNaO2 con el clorato sódico CLNaO3. Y
tampoco tienen nada que ver. El clorato sódico libera una gran cantidad de
ozono (O3) en su reacción oxidativa, tiene una fuerza de 2.13 milivoltios y
resulta altamente corrosivo para todos los tejidos orgánicos (sanos y
enfermos). Sin embargo, el clorito sódico libera oxígeno (O2) que tiene un
poder oxidativo de 0.93 milivoltios y es mucho más compatible con las
reacciones bioquímicas del organismo.
Obtenido de la Revista Discovery D Salud Num. 130 Primera parte
Hace unos años comenzó a circular por internet información sobre un producto cuyas propiedades para tratar eficazmente la malaria eran tan sorprendentes que pronto empezó a usarse para otras patologías. Pasando a ser considerado en breve tiempo, una especie de panacea.
Solo que su descubridor Jim Humble, se encontraría pronto
con la realidad sanitaria mundial y cómo la posibilidad de comercializarlo se
esfumaba. Así que, indignado, decidiría darlo a conocer a través de internet,
explicar su historia y enseñar a la gente a fabricarlo ¡en la cocina de su
casa!
Posteriormente otras personas se decidirían a
comercializarlo a bajo costo, para facilitar el proceso, vendiéndolo a través
de internet.
En meses pasados la industria farmacéutica en algunos
países, lograron que las autoridades sanitarias prohibieran su comercialización
y dijeran a la población, que consumirlo tiene “riesgos”.
Por lo tanto, hemos decidido hablar en detalle de este
producto para aclarar en qué consiste.
La denominada solución mineral o MMS es simplemente clorito
sódico (NaCLO2) diluido en agua al 28%. Al mezclarse con un ácido débil, como
el ácido clorhídrico al 4%, se transforma en dióxido de cloro (CLO2), gas que
si se ingiere, diluido en agua, provoca un efecto desinfectante que según Jim
Humble elimina una gran cantidad de agentes patógenos anaeróbicos que viven en
zonas ácidas de nuestro cuerpo, sin afectar a las bacterias benéficas ni a las
células sanas (gracias a que éstas tienen un pH más alcalino).
Después de realizar su función se transforma en agua (H2O) y
sal común (cloruro sódico) siendo pues su ingesta inocua, es decir, carente de
efectos secundarios negativos.
Conocido también como Dióxido de Cloro o Solución Mineral. El MMS consta de dos elementos, el Clorito de Sodio que al ser combinado con Ácido Clorhídrico al 4% libera un gas (Dióxido de Cloro). Estando en nuestro organismo se va al torrente sanguíneo y tiene la capacidad de eliminar de forma muy efectiva bacterias, virus, hongos y algunos parásitos, por un proceso de Oxidación.
¿Cómo surge el MMS?
El ingeniero Aeroespacial y buscador de oro Jim Humble,
descubrió de manera accidental mientras estaba en la selva, la cura a la
malaria, enfermedad que contrajeron las personas que viajaban con él.
Al verlos padeciendo la enfermedad, les ofreció tomaran de un desinfectante
de agua que llevaba para su uso personal, pues su razonamiento fue, si nuestro
organismo está conformado por un 80% de agua. ¿Qué sucede si desinfectas el
agua del cuerpo?
Y así les preguntó a sus acompañantes si estaban dispuestos a
tomar lo que él les ofrecía. Era tanto su malestar que accederían a
probar casi cualquier cosa. Cuál sería su sorpresa que cuatro horas después
bromeaban acerca de lo mal que se sentían unas horas antes.
De ahí le surgió el interés de continuar descubriendo y
desarrollando lo que él ha llamado MMS.
¿Cómo trabaja el MMS?
El cuerpo es una red de electrones que se comunican entre
sí. Entonces al estar enferma la persona, se consume gran cantidad de
energía, que se necesita para mantener el organismo sano y en buen
funcionamiento. Al bajar la energía se pierde la comunicación intracelular
entre la enfermedad y el sistema inmunológico, si el organismo no le comunica
al cerebro que “algo” no está funcionando de manera correcta, esté no da la
instrucción de restaurarse.
El MMS mata los patógenos por oxidación.
En nuestro organismo existen oxidantes (que son los que atraen
electrones) y los antioxidantes (que son los que ceden electrones), juntos y en
equilibrio son la fuerza eléctrica que hace que nuestro organismo funcione
adecuadamente.
El MMS encuentra la infección debido a que ésta es más ácida y la
destruye. A través de la oxidación destruye la pared celular de las bacterias.
Elimina los virus al interrumpir la producción de péptido
intracelular lo que evita la reproducción por medio de la esterilización de los
mismos.
Al volver el organismo alcalino, los hongos no encuentran el
ambiente adecuado para desarrollarse ni reproducirse.
El MMS activado, es Dióxido de Cloro, que se revierte a simple e
inofensivo cloruro y oxígeno neutralizado, siendo esta la mejor respuesta a las
enfermedades de la humanidad que hasta ahora se conoce y no es un medicamento.
Es la cosa más pura que se pueda tomar para eliminar lo virus, bacterias,
hongos y parásitos.
No nacimos para estar enfermos.
Aunque muchos de nosotros no lo hemos visto de esta manera, la
enfermedad se debe en mucho, a una mala alimentación y excesiva contaminación,
esto tiene como resultado el crecimiento de microorganismos y parásitos. Esta
condición empeora con el constante tratamiento con químicos sintéticos que se
añaden a la sobrecarga tóxica del cuerpo.
El cuerpo humano enfermo necesita desintoxicarse adecuadamente y
gozar de una buena alimentación y nutrición para balancear su química.
La mente humana también necesita y se beneficiará, de la
disposición de priorizar aquello que realmente funciona, el dióxido de cloro es
un desinfectante natural benéfico que ha sido utilizado externamente con éxito
por más de 50 años, para el beneficio humano, pero su más grande potencial
reside donde todas nuestras más altas posibilidades se encuentran: Dentro de
nosotros mismos.
El cuerpo humano tiene una antigua capacidad de alinearse con solo
remover de él, los patógenos.
¿Qué enfermedades pueden ser tratadas con MMS?
–
Cáncer
– Gripe (de todo tipo)
–
Diabetes
– Artritis
–
Malaria
– Psoriasis
– Hepatitis (A, B,
C)
– Tumores
– Mal de Parkinson
– TDA
–
Depresión
– Inflamaciones
–
Ansiedad
– Asma
– Todas las enfermedades producidas por bacterias, virus,
hongos, parásitos y otros microorganismos.